CAMPAÑA EUROPEA DE RECOGIDA DE FIRMAS PARA CONSEGUIR CIUDADES MÁS HABITABLES


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Vivir en ciudades más habitables, seguras y menos contaminadas. Este es el fin que persiguen Andando, Conbici, Ecologistas en Acción y Stop Accidentes, las cuatro organizaciones que ponen en marcha una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE).


Esta actuación llevará al Parlamento Europeo la petición de que la velocidad máxima de circulación en todas las ciudades europeas no exceda los 30 km/h. Se trata de una iniciativa puesta en marcha en varios países de la Unión Europea y que en el plazo de un año pretende conseguir más de un millón de firmas.

Establecer una limitación de velocidad de 30 km/h en las zonas residenciales es una medida eficaz para reducir la siniestralidad vial, rebajar la contaminación y estimular el uso de modos de transporte más sostenibles, como la marcha a pie y en bicicleta. Con ese convencimiento, Andando, Conbici, Ecologistas en Acción y Stop Accidentes ponen en marcha en España una Iniciativa Ciudadana Europea para que se debata esta medida en el Parlamento Europeo.

Limitando la velocidad urbana máxima a 30 km/h:

1. Se reduciría el número de personas atropelladas cada año en nuestras ciudades. Si bien es cierto que se ha reducido el número de muertes en el tráfico interurbano, por el contrario el número de personas muertas en ciudades (la mayoría peatones atropellados) se mantiene similar durante la última década. Resulta por tanto necesario actuar lo antes posible en nuestras ciudades para conseguir reducir el número de víctimas.

2. Se favorecerían los modos más sostenibles, como la marcha a pie y en bicicleta. La mayor disuasión en nuestras ciudades para que las personas anden o vayan en bicicleta no es otra que el peligro provocado por la circulación de automóviles a velocidades elevadas. A 30 km/h o menos, por el contrario, el peligro disminuye considerablemente y más gente se anima a pasear o pedalear.

3. Se reduciría el ruido provocado por los automóviles y –gracias a la mayor proporción de desplazamientos a pie o en bicicleta y de las menores aceleraciones de los automóviles– se reduciría la contaminación del aire de nuestras ciudades, sin olvidar la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero. Todo esto llevaría a ciudades menos contaminadas, y por tanto más gratas y saludables.

4. Disminuiría el consumo de combustibles de automoción, lo que implicaría una mejora en nuestro balance comercial y un ahorro en recursos financieros que se podrían dedicar a otros fines sociales (sanidad, educación, etc.).

Por estas razones, las cuatro organizaciones, representantes de asociaciones de peatones, ciclistas, familiares de víctimas de accidentes de tráfico y del ecologismo social, comparten la necesidad de reducir la velocidad en nuestras áreas residenciales a 30 km/h. Conviene recordar que se trata de un límite que, de facto, ya se produce en la mayor parte del entramado urbano de nuestras ciudades, donde las velocidades medias apenas superan los 17-18 km/h y resulta muy peligroso circular a velocidades superiores a los 30 km/h, aunque el límite ”oficial” sea de 50 km/h. Por este motivo, un límite general de 30 km/h, evitaría circulaciones peligrosas en calles que no permiten esa velocidad, favoreciendo un cambio de actitud en los conductores al asumir que no se debe superar nunca ese tope. Es, en definitiva, un límite ejemplarizante.
El objetivo de la Iniciativa Ciudadana Europea, al que estas cuatro organizaciones invitan a sumarse a toda organización que quiera participar, consiste en conseguir un mínimo de 50.000 firmas en el Estado español antes de un año, y un millón de firmas en toda la Unión Europea. La campaña que se inicia ahora, dispone de una web común (la versión en castellano está en http://es.30kmh.eu/) en la que se volcarán los contenidos generados y desde la que se podrá firmar directamente.

A lo largo del año de plazo para la recogida de firmas, las organizaciones que la promueven planificarán recogidas de firmas y acciones de calle y otro tipo de iniciativas para dar visibilidad a la campaña, y lograr que finalmente esta petición sea llevada al Parlamento Europeo. El objetivo: tener unas ciudades más seguras, gratas y saludables, con una velocidad de circulación máxima de 30 km/h